La inteligencia artificial está cada vez más presente en nuestras vidas: la usamos para redactar textos, resolver dudas, generar imágenes o incluso planificar proyectos. Sin embargo, muchas veces la gente se frustra porque “la IA no entiende” o “da respuestas muy vagas”.
La realidad es que la IA sí entiende, pero todo depende de cómo le damos las instrucciones. A esa habilidad de formular instrucciones se le llama ingeniería de prompts (prompt engineering). Y aquí entra en juego un método sencillo que cualquiera puede aplicar: RACEF.
Un prompt es el mensaje o instrucción que le damos a la inteligencia artificial. Puede ser tan simple como una pregunta corta o tan detallado como una orden con contexto, ejemplos y formato. La calidad de lo que obtenemos depende directamente de cómo formulamos ese mensaje. Si escribimos de forma ambigua, la IA tiende a responder de manera general o superficial; en cambio, cuando somos específicos, la respuesta se vuelve más clara, útil y adaptada a nuestras necesidades.
Prompt débil (ambiguo):
Explícame qué es una célula.
Este prompt es demasiado abierto. La IA puede dar una definición muy técnica, demasiado extensa o poco adaptada al nivel del lector. Al no especificar público, tono ni formato, dejamos que la IA improvise, y eso normalmente produce una respuesta poco clara o demasiado genérica. Es como pedirle a un profesor: “háblame de las células” sin decirle si es para un niño, un universitario o un especialista.
Prompt fuerte (específico):
Eres un profesor de biología. Explica qué es una célula, dirigido a estudiantes de secundaria que recién comienzan a estudiar ciencias, usando comparaciones simples y un lenguaje fácil de entender, en una lista de 5 puntos con frases cortas.
Aquí la instrucción es clara y detallada: definimos el rol (profesor de biología), la acción (explicar la célula), el contexto (estudiantes de secundaria), un ejemplo de estilo (comparaciones simples) y el formato (lista de 5 puntos). Esto reduce la improvisación y aumenta la precisión. La IA ya sabe qué queremos, para quién lo queremos y cómo debe entregarlo, lo que garantiza una respuesta más útil y comprensible.
La diferencia entre un prompt débil y uno fuerte es la misma que entre una instrucción vaga y otra bien pensada. Un prompt débil abre la puerta a la ambigüedad; un prompt fuerte guía a la IA paso a paso hacia la respuesta que realmente necesitamos.
El método RACEF es una herramienta práctica para diseñar prompts claros y efectivos. Cada letra representa un paso que guía a la IA de forma más precisa. Veamos cómo aplicarlo con un ejemplo: explicar qué es una célula.
R – Role (Rol): El primer paso es asignar un rol a la IA. Esto significa decirle qué “papel” debe adoptar para responder. La IA puede hablar como científico, profesor, médico, escritor creativo o cualquier otro perfil. Al darle un rol, limitamos su estilo y su manera de presentar la información
Ejemplo: “Eres un profesor de biología.”
De esta forma, la IA no dará una definición técnica de laboratorio, sino que usará un lenguaje didáctico y pedagógico.
A – Action (Acción): Después de definir el rol, debemos explicar qué acción queremos que la IA realice. Ser claro en la tarea evita respuestas incompletas o demasiado amplias.
Ejemplo: “Explica qué es una célula.”
Aquí estamos pidiendo una explicación, no un poema, ni un listado de organelos, ni un ensayo. La acción concreta ayuda a enfocar la respuesta en lo que realmente necesitamos.
C – Context (Contexto): El contexto aporta información de fondo sobre a quién va dirigida la respuesta y en qué situación se usará. Esto es clave, porque la misma explicación puede variar mucho según el público.
Ejemplo: “Dirige la explicación a estudiantes de secundaria que recién comienzan a ver biología.”
Con este detalle, la IA adapta el nivel del lenguaje: en lugar de dar una definición técnica, lo explicará de forma sencilla y comprensible para jóvenes.
E – Examples (Ejemplos): Los ejemplos sirven como una guía de estilo para que la IA entienda el tono y la forma que queremos. Es como mostrarle un modelo que debe imitar.
Ejemplo: “Usa frases claras, como: ‘La célula es como una pequeña fábrica que trabaja sin parar.’”
Con este ejemplo, la IA comprende que debe usar comparaciones y metáforas simples para que los estudiantes entiendan mejor el concepto.
F – Format (Formato): Por último, el formato define cómo debe organizarse la respuesta. Esto incluye la estructura (lista, párrafos, viñetas), la extensión (número de palabras) o el estilo visual.
Ejemplo: “Hazlo en una lista de 5 viñetas con frases cortas.”
De esta manera, la IA no solo explica qué es una célula, sino que lo presenta en un esquema fácil de leer, que los estudiantes pueden repasar rápidamente.
Como ves, con RACEF un simple pedido (“Explícame qué es una célula”) se convierte en una instrucción detallada que guía a la IA para producir una respuesta clara, educativa y adaptada al público.
Prompt sin estructura:
Explícame qué es una célula.
Prompt con RACEF:
(R) Eres un profesor de biología.
(A) Explica qué es una célula.
(C) Dirige la explicación a estudiantes de secundaria que recién comienzan a ver biología.
(E) Usa un estilo claro y sencillo, como este ejemplo: "La célula es como una pequeña fábrica que trabaja sin parar."
(F) Presenta la respuesta en 5 viñetas con frases cortas.
El método RACEF funciona porque transforma una idea vaga en una instrucción clara y estructurada. Muchas veces, cuando usamos inteligencia artificial, escribimos de forma improvisada: pedimos algo sin pensar demasiado en cómo lo expresamos. El resultado suele ser una respuesta general, poco profunda o alejada de lo que realmente queremos.
RACEF cambia esa dinámica porque nos obliga a ordenar el pensamiento antes de escribir el prompt. Cada letra es un recordatorio para no dejar nada al azar:
Con el Rol, definimos la voz y el punto de vista de la respuesta.
Con la Acción, dejamos claro qué tarea queremos que se ejecute.
Con el Contexto, evitamos confusiones y damos a la IA información de fondo.
Con los Ejemplos, guiamos el estilo y la forma deseada.
Con el Formato, aseguramos que la salida sea fácil de usar y de leer.
En otras palabras, RACEF funciona porque convierte un pedido abierto en un briefing completo, parecido a lo que haríamos con un colaborador humano. No le dirías a un redactor simplemente “escribe sobre abejas”; le darías un rol, un propósito, un público objetivo, ejemplos de estilo y un formato esperado. La IA, aunque no es humana, responde mucho mejor bajo esas mismas reglas.
Este marco también reduce la frustración. En vez de probar decenas de veces hasta acertar, el proceso se vuelve más intencional y predecible: el usuario sabe qué pieza ajustar si la respuesta no encaja (por ejemplo, cambiar el contexto o el formato).
Por eso RACEF no solo mejora la calidad de la salida, sino que además enseña al usuario a pensar con claridad. Y cuando uno organiza mejor sus ideas, la IA puede devolver resultados más útiles, precisos y adaptados a la necesidad real.
Empieza simple y ve afinando: No necesitas aplicar todo el método desde el inicio. Puedes comenzar solo con el rol y la acción, y poco a poco añadir contexto, ejemplos y formato. Así vas entendiendo cómo la IA mejora sus respuestas con cada ajuste.
Sé específico, no ambiguo: Las palabras vagas como “breve”, “rápido” o “técnico” generan respuestas poco claras. Es mejor usar criterios concretos: indicar cantidad de palabras, tipo de lista, tono o nivel de detalle que quieres. Cuanto más preciso seas, más útil será la respuesta.
Piensa en tu público: La misma instrucción puede explicarse de formas muy diferentes según a quién vaya dirigida: no es igual hablar para un niño de 10 años que para un ingeniero. Siempre define quién leerá el contenido y ajusta tono, vocabulario y profundidad.
Usa ejemplos tuyos: Si ya tienes un estilo o un formato que te gusta, muéstralo en el prompt. Los ejemplos sirven de guía para que la IA imite la manera en que quieres que se redacte o presente la información.
No tengas miedo de iterar: Un buen prompt no siempre sale a la primera. Lo normal es probar, ajustar y volver a intentar hasta conseguir el resultado que buscas. Cada iteración afina más la respuesta y te enseña a comunicarte mejor con la IA.
La inteligencia artificial es una herramienta poderosa, pero para aprovecharla al máximo debemos aprender a comunicarnos con claridad. El método RACEF es una brújula sencilla que cualquiera puede usar: Rol, Acción, Contexto, Ejemplos, Formato
Si aplicas este esquema cada vez que interactúes con la IA, notarás que tus resultados son mucho más útiles, claros y adaptados a lo que realmente buscas. En pocas palabras: la clave no está solo en la IA, está en cómo le hablas.